
Hoy me toco ir al centro de nuevo. Había encargado el libro de marketing pero cuando llegue allá resulto que el tipo de la sección había renunciado y de mi encargo no se sabía nada. Tuve que cambiarlo por un libro de Kotler para mi hermano.
En el subte me tocaron cuatro números musicales. Primero dos niñas que tocaban en acordeón la canción de Marco Antonio Solis, esa "no hay nada más difícil...". No les salía muy bien pero se

De vuelta de nuevo otro niño con acordeón y la misma canción. Debe ser "la familia del acordeón en el subte", que se van alternando los carros. Cuando iba de vuelta vi a una de las otras niñas comiéndose un pancho en la estación Tribunal.
Al llegar a mi estación se estaban anunciando unos rastas, me dio risa por que dijeron; buenas tardes, pueblo argentino...
No sé porque me reí, si por lo de pueblo o por lo de argentinos.
Aproveché y me compre un gorro de lana en el centro. Entré a una de estas tienditas de accesorios en las que vas llenando la canastita con hartas cositas pero pagas pocos pesos. Al final no me salió tan poco, pero bueno no me había traído ningún gorro de Chile por que no pensé que acá hacia tanto frio.
Quiero que llegue el verano luego, pero ni siquiera el invierno ha empezado. Echo de menos Santiago, mi departamentito, mi vida mediocre-pero-igual. Tengo ganas de un frio conocido.
Así estoy yo por estos días.
[Esto fue un hoy de la semana pasada]