martes, octubre 31, 2006

Madrid, un poco más allá

Lo bueno de estar en Madrid, especialmente cuando se tiene tiempo de sobra en la ciudad o se ha perdido un avión, por ejemplo, es que cerca tienes varias ciudades que puedes visitar.

Así por lo tanto, tomando un tren o un bus en 1 hora (puede ser más o puede ser menos) te encuentras en lugares bastante distintos a la capital y muy ricos en historia.

Toledo
A Toledo fui en bus. Era más barato y si no fuera por que de regreso nos agarramos un taco, podría recomendarlo como alternativa.
Me habían hablado un montón de la ciudad. Que era muy antigua, que se mezclaban las culturas, que estaba muy bien preservada, que era Patrimonio de la Humanidad y bla, bla, bla.
Todo esto resultó ser cierto. Toledo es algo especial principalmente por que recorrer sus calles es como retroceder en el tiempo, sin embargo supongo que mis expectativas eran demasiado altas y la ciudad a mi no me maravillo. Lejos lo que más me gustó fue la Catedral y la pintura de El Greco "La muerte del conde de Aranjuez", Martín me dijo que ese cuadro tenía algo... uhm también pienso lo mismo.

Alcalá de Henares
Famosa por su universidad que es una de las más antiguas de España, aunque en rigor la historia no es tan así. Visité la ciudad un día lunes por lo tanto gran parte de los monumentos y museos estaban cerrados. Aquí está la casa de Cervantes, aunque según mi amigo Damián (que es historiador) ese hecho no está comprobado y duda que sea verídico.
Lo entrete fue estar en el auditorio de la Universidad que es donde se entrega el premio Cervantes de literatura. Eso fue lindo, por que es un lugar pequeño, con una decoración mudéjar impresionante, pero un lugar pequeño al fin.

El Escorial
Para mi gusto El Escorial es uno de los edificios y lugares más lindos de España. Para empezar se encuentra en la sierra por lo tanto el paisaje dista mucho de la sequedad de Madrid y se transforma en castaños, viento frío pero muy limpio y un pueblito medio afrancesado-suizo, en apariencia bastante pijo (como dicen los españoletes).
El Monasterio del Escorial es monumental. Un edificio antiguo que sin embargo perfectamente podría estar siendo construido ahora y que sale por completo de la arquitectura, más bien medieval, de los lugares previamente mencionados.
El Escorial fue un lugar construido por Felipe II no sólo como panteón (allí descansa la realeza española, salvo excepciones) y monasterio, sino como un palacio de retiro espiritual y reflexión. Es esta la razón de sus líneas simples y la austeridad de su interior.
Mientras tomaba el sol en sus jardines, escuchando a Gepe, Entrerios y Javiera Mena, me pareció que el rey no pudo haber encontrado un lugar más adecuado para su objetivo.

Segovia
La gente que ha visitado Segovia inmediatamente piensa en su acueducto. Yo había visto acueductos en México y quizás por eso no me impacto tanto el de Segovia. Pero más allá se eso caminar por el centro de la ciudad, casi sin leer guías, ni mapas resulta un paseo bastante agradable especialmente cuando en España el calorón ya se ha ido pero todavía resiste el sol otoñal.
La catedral de la ciudad es bastante alta y debido a que este casco histórico se encuentra sobre un cerrito es posible divisar su torre desde varios puntos de la ciudad.
Al final del recorrido se encuentra el Alcázar, uno de los tantos palacios que utilizaban los reyes por temporadas. El edificio me pareció maravilloso. Aunque por dentro es sencillo, cuesta no sentirse un poco en el medioevo con todo y Cid incluido. El Alcázar esta en la punta de la ciudad, que divide la quebrada en dos. Lo asombroso (no solo aquí sino que en varios de los otros lugares de Europa que visite) es como todo es tan antiguo. A nosotros que somos pueblos nuevos, no se nos olvida que en otras lados existieron culturas muy viejas, pero sí es extraño ver que aún existen edificios, por ejemplo, del siglo III y más raro todavía es ver ciudades que se conservan casi completas de los primeros siglos de la era cristiana.

Así es cómo en un tren de cercanías o bus, sin gastar grandes sumas de dinero, se puede dejar un poquito el ajetreo de Madrid y sin darse uno mucha cuenta, viajar de pasadita en el tiempo.

viernes, octubre 06, 2006

Es la rumba de Barcelona

Lo primero que pienso al llegar a Barcelona es que las ciudades nunca son como en las películas, por que irremediablemente relaciono a Barcelona con "Piso compartido" (El Albergue Español) y las calles que veo no me parecen muy salidas de la película.


Pero así como hay ciudades que encantan de una, Barcelona te va conquistando poco a poco.

De entrada me parece bastante distinta a Madrid. Tiene mucho verde, rodeada de colinas, una arquitectura afrancesada y todo es bilingüe ¡Joder, si estamos en Cataluña!

Los catalanes no se sienten españoles y eso se nota no sólo por el idioma que hablan sino que también por el trato que es menos cordial que el de los sureños, tan simpáticos ellos.

Por primera vez en Europa me siento un poco insegura. Veo un intento de robo frustrado a la salida de la estación de buses y recibo advertencias como la de llevar la mochila por delante. Bah, tuve un dejá vu a Santiago.

Como todo en general se ha ido alineando tan bien en este viaje, Barcelona no es la excepción y justo la fecha que decido ir coincide con la celebración de la Fiesta de la Mercé, la patrona de la ciudad.

Me encuentro con escenarios, muestras de actividades típicas como los Castells (torres humanas), el metro abierto las 24 horas, los museos gratis el domingo y conciertos por las noches.

Vamos al Forum con Félix, el amigo de mi hermano, y conocemos dos grupos de música "Los Secretos" y "The Infadels", bastante buenos ambos. El segundo se presentó en un escenario de MTV, mientras estamos ahí le digo a Félix que estos son los típicos conciertos que ves en la tele y dices "qué choro lo que pasa en Europa, que ganas de estar allí".
Hay juegos mecánicos y una rueda de la fortuna (noria para los españoletes) gigantesca, Félix me da valor y nos subimos, aunque yo cobarde como siempre, intento revender los boletos a última hora.

Los primeros días en Barcelona me tocaron feos y hasta me llovió, así es que aproveché de ir a los museos y casas de Gaudí. La arquitectura en Barcelona es verdaderamente destacable. El estilo llamado modernismo caracteriza buena parte de la ciudad y yo que soy fanática del mosaico
aluciné con el trabajo de los catalanes.

Gaudí definitivamente es un arquitecto de cuento de hadas. Así como Dalí también pone de su parte en el Teatro-Museo de Figueras con su decoración exterior de huevos en el techo y todo ello.

Barcelona, al igual que Paris, es de motos y bicicletas. Toni (uno de los amigos donde aloje) me fue a esperar al terminal en moto. Fue muy choro recorrer las calles en su motoneta.

Y bueno, está también la Barceloneta, el área de las playas, que de repente es como estar en California. Mucho voleyball, bronceador y agua
de mar tibia.
Voy caminando y empiezan a aparecer los top-less. Al principio la cosa es piola, pero al rato en las playas más cercanas al Forum empiezan a aparecer los piluchos.
Es divertido por que Félix me lo había dicho pero no pensé que estuvieran así no más tan cerca de la ciudad. Mi mentalidad chilena-cartucha aún pensaba en playas escondidas y apartadas donde se hacía el nudismo.

Finalmente, las fuentes de agua y los fuegos artificiales de la Plaza España. Si algo me acordaba de niña, era del agua bailando a ritmo de música clásica. Pues tuve la suerte esta vez, de que por ser el cierre de la Mercé, tiraran fuegos artificiales. Casi una hora duró el espectáculo de agua, luces y fuegos artificiales con fondo de jazz. Fue fantástico, lo gocé como cabra chica, en compañía de Sergio y su amigo catalán Jordi.
Tremendo final para Barcelona.

Escrito el 3 de octubre 2006

lunes, octubre 02, 2006

Hablar de Paris

Paris es todo mio. Lo es desde que tengo 12 años, o más bien, soy toda de Paris.

Paris me envuelve desde que respiro el primer aire francés al aterrizar en Orly y ser la primera en bajar del avión.

Paris me pertenece en el metro. En las interminables escaleras subterráneas (y yo con mi bolso a cuestas). En los vagones sin aire acondicionado. En las estaciones antiguas y los numerosos cambios de línea.

Llegamos a un hotel horrible, viejo y sucio. Mi amigo Pato, "el Flaco", me dice que parecen esas piezas de escritores o artistas pobres que uno ve en las películas. Atinamos y al día siguiente nos cambiamos.
Hasta ahora el hotel más caro y malo del viaje, por que a Paris hay que venir con presupuesto.

Mi Paris es un desayuno en los Jardines de Luxemburgo. Una habitación-buhardilla en un edificio cercano de Saint Germain a Prés, sin tele y donde espiar por la ventana la vida de los parisinos parece ser un pasatiempo natural.

Son largas caminatas bordeando el Sena. Beber mucha Orangina durante el día, comer croissants y crepes, siempre escuchando de fondo (incluso sin los audifonos puestos) la música de Amelié.

Nos miramos a ratos con el Flaco para decir; "puta la wea linda".
Paris es demasiado perfecto, y mientras lo digo, pienso que a ser difícil escribir algo acerca de.

Escrito 21 de septiembre 2006